Hugo Chávez Frías, presidente electo
de Venezuela ha muerto a los 58 años de edad. Tras casi dos años de
lucha contra el cáncer (la misma enfermedad que padecen varios
presidentes latinoamericanos afines) el “dictador”, como gusta
llamarle el facherío, ha caído en Cuba. Su carisma personal y
político no deja indiferentes en Venezuela, su país, ni en la
América latina.
Chávez se dio a conocer tras su intento de golpe de estado contra el presidente socialdemócrata Carlos Andrés Pérez, junto a otros militares, en 1.992. Indultado por presiones populares a los dos años de prisión, Chávez se presentó a las elecciones presidenciales y se convirtió en presidente de Venezuela en 1.998. Lo hizo con el 80 % de votos a su favor. Sus apoyos venían tanto de la derecha como de la izquierda, pero principalmente de la población más marginada y pobre que nunca solía votar. Ese cambio fue propiciado por el hastío generalizado frente a la corrupción y el desgaste de los dos principales partidos gobernantes, homólogos en España del PP y del PSOE. Desde entonces Chávez se ha sometido siempre al veredicto popular y democrático y ha ganado todas las elecciones. La última, hace escasos meses, con el 55 % de apoyo electoral. La versión europea de Hugo Chávez la podríamos encontrar en Italia con el fenómeno Silvio Berlusconi, pero en el lado opuesto.
Hugo Chávez fue monaguillo antes que
militar y político. De raíces humildes y padres maestros de
educación primaria, practicaba el béisbol como deporte y era
aficionado a la pintura, la música y el teatro. De sus conocimientos
y su carácter interdisciplinar daba sobradas muestras en su programa
televisivo “Aló, Presidente” y en el Canal Tele Sur por satélite que
en ocasiones pude contemplar. La verdad es que lo menos soportable
era su incontenible verborrea, comparable a las de su amigo Fidel
Castro que largaba discursos de cinco y seis horas sin interrupción.
Lo puedo decir, de este último, porque en mi juventud me pasaban
cintas de cassette de 90 minutos, numeradas del 1 al 4 para un solo
discurso, del camarada Fidel con eternas pausas y alargada parsimonia
de palabras.
El régimen político de Chávez, al
que muchos de sus detractores han tildado de “dictador”, no es
comparable al sistema democrático que todos conocemos, pero tampoco
se le puede comparar con una dictadura de izquierdas. Chávez partió
de un proceso democrático como civil, después de su intentona
militar, sometió todos los cambios políticos incluidas las dos
constituciones “bolivarianas” a plebiscito popular y compitió
electoralmente con los partidos tradicionales venezolanos limpiamente
y en libertad, como así lo han reconocido sucesivamente los
observadores internacionales en cada convocatoria electoral. Incluso
tras el fracasado golpe de estado contra su persona en 2.002, con el
apoyo norteamericano y español (Aznar), las represalias posteriores
fueron mínimas, medio centenar de encarcelados y alguna que otra
muerte como daño colateral. Luego las cosas siguieron su curso
democrático y en libertad como si nada hubiese pasado.
Muy pocos, sobre todo en España,
comprenden su éxito entre las masas populares y sus largos años de
permanencia en el poder. Una clave fundamental es que pese a sus
ataques al “imperialismo” norteamericano, Chávez seguía
suministrando casi el 80 por cien del petróleo venezolano a sus
enemigos yanquis. Esto para los EEUU es fundamental, mientras no les
toquen los cacaos dejan hacer. Y Chávez aprovechaba esta
circunstancia para aplicar su “Socialismo del Siglo XXI” en
Venezuela y ganar aliados en Argentina, Bolivia, Brasil, Nicaragua,
Ecuador, Cuba... antiguos y nuevos revolucionarios. Chávez no era
comunista ni marxista, pero si se consideraba nacionalista,
indigenista y socialista, amén de católico muy creyente. Los demás
le añadían el carácter de populista y demagogo.
Otra clave para entender el apoyo que
recibía de las masas era el manejo que hacía de la propaganda y de
los medios de comunicación: su omnipresencia era total. Algo que
disgustaba a los grupos opositores mucho más que sus medidas
legislativas. Los recortes en la libertad de expresión,
especialmente de los medios de comunicación que apoyaron el golpe de
estado en su contra, reducían las posibilidades de triunfo electoral
de los opositores políticos y siempre lo hacía utilizando medios
legales para ello.
Pero el principal éxito de Hugo Chávez
ha sido elevar el nivel de vida de la población venezolana. Hoy casi
el 30 % de los 29 millones de venezolanos viven por debajo del nivel
de pobreza y cuando Chávez llegó al poder ese nivel era del 50 % de
la población. La pobreza extrema ha pasado del 21 % en 1.998 al 7 %
en la actualidad. Ha creado programas sociales para madres
adolescentes en situación de pobreza, llevado clínicas a municipios
donde nunca antes habían tenido servicios sanitarios y la educación
entre las clases menos pudientes se ha incrementado
considerablemente. Los indigentes que pululaban por las calles en
1.999 alcanzaban el 22 % de la población, hoy representan el 10 %. Y
el nivel de venezolanos con desnutrición (algo impensable en Europa)
se ha reducido en más de la mitad, del 7,7 % en la década de los
noventa al 3,7 % en 2.010. La tasa de paro en 2.011 en Venezuela era
del 6,5 %, anteriormente era del 13,7 % en 2.001.
Teniendo en cuenta estos datos
anteriores se comprende que Hugo Chávez haya ganado con amplia
diferencia en 14 de las 15 convocatorias electorales a las que se ha
sometido. El petróleo, base fundamental de la riqueza venezolana, ha
sido su principal fuente de financiación para elevar el nivel de las
clases más pobres, pero diversificando y potenciando otros sectores
productivos, gracias a las inversiones extranjeras, donde mantienen
una importante participación las empresas españolas.
Hugo Chávez seguramente hablaba más
de la cuenta. El famoso “¿Porqué no te callas?” que le espetó
el rey Juan Carlos, cuando Chávez interrumpía el discurso de
Zapatero recordando el apoyo del gobierno Aznar al golpe de estado
venezolano, así lo demostraba. Pero no era ningún loco y sabía del
lado que estaba: con su pueblo.
Tras la muerte de Chávez, Venezuela
volverá a ser convocada a elecciones. Entonces sabremos si el
“chavismo” sobrevive a su impulsor o si vuelven las oscuras
“gaviotas” del pasado a anidar.
El ex presidente de los EE.UU, Jimmy
Carter, recientemente afirmó, que el sistema electoral de Venezuela,
es uno de los más fiables y democráticos del planeta. Y esa es una
herencia que también deja el “dictador” Chávez a los
venezolanos.
haber si aqui en España tubieramos uno con los mismos coj... para quitar de en medio a los partidos tradicionales impuestos por Franco
ResponderEliminarTambién tendríamos que quitar al psoe, no crees. lo digo por el socialismo de pandereta que realiza. Otra cosa era el dictador Chavez, en paz descanse. Fernando España2000 Massamagrell
ResponderEliminarMe parece que al principio de la noticia te as confundido !!! me a parecido leer ¿¿ Electo ?? electo es ganar unas elecciones amenazando al pueblo en que si no gano saco los tanques ??? una gran democracia ... anda que !!!!!!! dictadura pura y dura y que por desgracia tiene pinta de seguir con el Maduro este.
ResponderEliminarNo me he equivocado. Era "electo" porque no había jurado el cargo presidencial. Lo demás que dices son valoraciones que no comparto. Hay muy buenos diccionarios que explican el término "dictadura". La prensa española es quizá la única en el mundo que se ha ensañado con la figura de Chávez y la que menos razón tiene.
EliminarHe pretendido ser lo más objetivo posible respecto a la persona que nos ocupaba. No he entrado a opinar sobre las decisiones posteriores de sus "herederos" que me parecen un tanto pasadas de moda.
Es fácil decir "fulanito es un h... de p....," y quedarse tan pancho. Lo difícil es querer estrujarse los sesos para intentar ver los pros y los contras. No creo que haya nadie en este mundo, o que haya habido, que sea puro de oliva.